El proceso de la producción de la uva es un ciclo anual que año a año se repite una y otra vez. Comienza a partir de los 3 años de la vida de la vid y puede durar hasta que los viñedos cumplan los 100 años, aunque su rendimiento es mucho más limitado.
Tras los meses de recolecta de septiembre y octubre, las viñas pierden sus hojas coloreando las tierras con colores pardos y rojizos, los clásicos del otoño. En el mes de noviembre la vid está agotada y entra en un proceso de parada vegetativa y de producción. Esta transformación se conoce como fase de latencia. La viña se duerme y no vuelve a despertarse hasta el primer lloro del mes de marzo, es decir, los primeros picos de temperatura.
Antes de despertar, durante los meses de enero y parte de febrero, el viticultor debe realizar la poda. Esta tarea consiste en limpiar los sarmientos de la campaña anterior, además de dar forma y orientar la vid al nuevo sistema de plantación.